viernes, 18 de noviembre de 2011

Quiroga, Valle-Inclán y las amputaciones

Quiroga, Valle-Inclán y las amputaciones

Por Rodrigo Cota

miércoles 16 de noviembre de 2011

 

 


Grandiosa exposición la que se inauguró ayer, dedicada a Manuel Quiroga Losada en el Museo de Pontevedra. Impecable trabajo de Fernando Otero Urtaza, comisario de la muestra y la persona que más sabe en el mundo sobre nuestro violinista, aparte de Milagros Bará Viñas, sobrina-nieta de Quiroga y depositaria de parte de su legado.

Ya que el asunto ha sido debidamente reseñado en toda la prensa local no es necesario que lo cuente yo aquí. Lo que sí se puede contar, porque si no lo cuento yo no lo cuenta nadie, es la novedosa noticia que nos dio la responsable (creo que es) de Cultura de la Diputación de Pontevedra: Quiroga tenía un brazo amputado. Además de novedosa y sorprendente, la noticia es rematadamente falsa. Y ahí, el comisario de la exposición, la familia de Quiroga y un centenar de asistentes, nos enteramos de que la buena señora inauguraba en representación del sufrido pueblo de Pontevedra una muestra sobre un personaje cuya propia existencia ignoraba cinco segundos antes de empezar a hablar.

"Nunca olvidaremos al gran Manuel Quiroga", decía ella. "¿Cómo lo vas a olvidar tú, hija mía -pensaba la concurrencia- si no tienes ni idea de quién fue Quiroga?" No se puede olvidar a quien no se conoce, en eso tiene razón.

Lo más sangrante del asunto es que en la sala de al lado, pared con pared hay otra exposición, en este caso dedicada a Valle-Inclán. A Valle sí le amputaron un brazo. Puede que la señora confundiera a Valle con Quiroga. O acaso piensa que a todos los personajes ilustres que nacen o viven en Pontevedra se les amputa un brazo y va inaugurando exposiciones diciendo siempre lo mismo: "Significa un gran honor para mí inaugurar esta exposición sobre Castelao, a quien le amputaron un brazo"; "declaro inaugurada esta muestra dedicada a Torrente Ballester, que tenía un brazo amputado".

Imaginemos las conversaciones de la mujer, encargada de los asuntos culturales de la provincia, cenando con sus amigos:

- ¡Qué mérito tuvo Sarmiento de Gamboa, descubriendo islas en el Pacífico con su brazo amputado! ¡Y Casto Méndez Núñez, ganando batallas con un sólo brazo!
- ¿Pero a Sarmiento de Gamboa y a Méndez Núñez les faltaba un brazo?
- Claro. Yo lo sé porque lo mío es la Cultura, así con mayúscula. Sarmiento era de Pontevedra y el otro se retiró aquí. Yo misma si sigo escalando puestos acabaré sin un brazo. Todo por servir a mi pueblo amado. Cualquier sacrificio es poco.

Así se entiende que últimamente vengan tan pocos famosos por aquí. Están todos acojonados: "Yo paso de ir a Pontevedra, que están muy locos. En cuanto ven a alguien popular, le arrancan un brazo, que lo dice una señora de la Diputación".

http://correctoresdesabor.blogspot.com/2011/11/quiroga-valle-inclan-y-las-amputaciones.html

martes, 20 de septiembre de 2011

Víctor Cervera Mercadillo Barítono de Pontevedra


Víctor Cervera
Víctor Cervera Mercadillo.

Nos aires das rías: los Cervera-Mercadillo de Dios, recuerdos gallegos.


Hace un tiempo visité a mis amigos Román Gil Albuquerque y a su mujer, Carola Arbolí Cervera-Mercadillo, en Madrid. Ellos forman un matrimonio extraordinario, son grandes viajeros que nunca dejan pasar una temporada sin ir a Nueva York, ver la floración de los naranjos en Murcia, visitar la cartuja de Valldemossa para recordar a Chopin y pasear por Pontevedra con la familia materna de Carola, comentando informalmente la propia historia y anécdotas de sus ancestros.

Todas las pequeñas historias de la vida privada que cuentan Carola y sus tres hermanos sobre los Cervera-Mercadillo de Dios, es decir, sobre su familia materna, invitan a adentrarse en las postrimerías de esta gran familia gallega.

En la zona monumental de Pontevedra se encuentra la basílica plateresca de Santa María. La peculiaridad de visitarla con Aurora, Enrique y Mercedes, tres de los cinco hermanos Cervera-Mercadillo, los otros dos, Víctor y María, están en Madrid, es que al hacer la visita no sólo se pasea por la perla del arte gallego, sino que también se visita parte de su panteón familiar.

En la basílica hay un panteón en el que descansan los Barbeito, la familia de la abuela paterna de mis anfitriones.

Carolina Barbeito Montesinos, una dama de la sociedad pontevedresa, se quedó huérfana muy pequeñita y sin familia directa creció, pasó su infancia y juventud en casa de don Perfecto Feijoo hasta que dejó este hogar para fundar el suyo propio junto a Víctor Cervera-Mercadillo, el popular barítono y célebre personaje de la sociedad artística gallega del siglo XX. Eran los abuelos de mis anfitriones.

Este matrimonio era muy conocido en Pontevedra y la incesante actividad social, artística y cultural de Víctor hacía que viajase con frecuencia a Madrid para actuar y que también viajase por toda Galicia en compañía del coro Aires da Terra o en solitario para deleitar al público con sus romanzas, arias y canciones gallegas.

Víctor Cervera, Perfecto Feijoo y Alejandro Mon rezando
un responso por el finado loro Ravacho. Pontevedra

El matrimonio tuvo dos hijos Carmen y Víctor, el padre de mis anfitriones.

Víctor era un destacado animador y participante en la vida de la ciudad y en el desarrollo de la sociedad civil pontevedresa. Su profesión de tranviario no le quitaba tiempo para ser jugador de fútbol en el equipo Alfonso, que luego sirvió para fundar el Pontevedra.

Fue también un importante prócer del deporte en la ciudad. Fue concejal de Deportes, Fiestas y Cultura, y durante su participación en el equipo de gobierno de la villa del Lérez se construyó el pabellón de deportes diseñado por Alejandro de la Sota, una edificación de estilo internacional que es un hito en la arquitectura contemporánea.

Su trabajo a favor del deporte le llevó también a formar parte durante 25 años de la sociedad Gimnástica de Pontevedra, ser experto jugador de billar, inteligente contrincante en el dominó y, gracias a todo ello, ser merecedor de la Medalla de Oro de Atletismo Nacional, una distinción que guardan como oro en paño sus hijos.

Su mujer, Aurora de Dios, era oriunda de Vilagarcía de Arousa, con familia en A Pobra do Caramiñal. Realizó sus estudios de maestra junto a su hermana en Santiago y ella además cursó toda la carrera de piano. Sus hijos recuerdan con cariño la enorme afición a la música que por parte de la familia paterna y materna se les ha inculcado y que ahora tantas satisfacciones les da a ellos.

De niños cantaban alrededor del piano de la madre. Canciones del repertorio del abuelo Víctor, como Unha noite na eira do trigo, se trufaban con pasajes del himno gallego y polifonías en los días de Reyes para pedir permiso a sus padres para entrar a recoger los regalos. Realmente son recuerdos bellísimos que parecen extractos de un mundo idealizado en el melodrama, un mundo que se alcanza con el arte y la cultura, tal y como demuestra esta encantadora familia.

Tres de los cinco hermanos cantan en diversas sociedades musicales. Enrique es miembro de Ultreia, la agrupación dedicada a la música antigua. Aurora y Mercedes cantan en el coro del colegio de abogados y siempre lo hacen también en las reuniones familiares alrededor del piano Röller heredado de su madre.

Melodía Gallega de Torres Creo
dedicada a Víctor Cervera Mercadillo

Una actividad iniciada por su padre y que se desarrolla con éxito creciente en la actualidad es la reunión anual de Amigos de Pontevedra. Una asociación que busca reunir a pontevedreses residentes y ausentes de la villa una vez al año para confraternizar.

El marido de Chiru Cervera-Mercadillo, el ingeniero de montes que fue delegado de Hacienda en Pontevedra hasta hace poco tiempo, Pedro Arbolí, cuenta con encanto las pequeñas anécdotas de los que se reúnen cada año al albor de la iniciativa planteada por su suegro.

Una rama de la familia tiene un bello torreón neogótico frente al mar en A Pobra do Caramiñal. De ría a ría se puede viajar hoy entre el canto de esta familia musical.


Las visitas del rey Alfonso XIII, con un recibimiento teatralVíctor puso voz a medio siglo de vida en Pontevedra. El abuelo de los actuales Cervera-Mercadillo de Dios, Víctor, fue un polifacético personaje destacado en las artes y la cultura.

Su padre, comandante de carabineros, llegó a Tui destinado, y su madre, Carmen Moreno, era una destacada dama de la sociedad de la época.

Trasladada la familia a Pontevedra, el joven Víctor inició estudios de Medicina en Santiago y en poco tiempo decidió dedicarse a su pasión por el canto volviendo a Pontevedra, donde además obtuvo un puesto en la Diputación.

Entre sus actividades artísticas destacadas está la de cantante, imitador, actor, prestidigitador y relaciones públicas.

Víctor Cervera y Blanco Porto. Pontevedra

Como cantante formó parte del grupo Aires da Terra, una asociación que defendía los valores de la música patria y el traje gallego.

Además Víctor desarrolló una carrera en solitario con muchos momentos estelares. Popularizó muchas canciones como Airiños de Pontevedra, de Alfonso Lois, o las canciones Tangaraños, con letra de Curros que nadie como él cantaba.

En varias ocasiones actuó para Alfonso XIII. En una visita de los monarcas en 1927 cantó en honor de doña Victoria Eugenia y en otra ocasión cantó desde su balandro El Arra en medio de la ría, también para los monarcas de visita en Galicia.

En Madrid triunfó recibiendo reseñas elogiosas, portadas en ABC con caricaturas de Fresno y la felicitación del Rey por su papel en La casa de la Troya.

Aficionado al traje regional se retrató, ataviado de gallego, destacando singularmente la acuarela que del grupo realizó Portela, en la cual aparecen todos los prohombres del galleguismo pontevedrés de la belle époque.

Acuarela de Portela

Sus nietas Chiruca y María, mis anfitrionas, son grandes aficionadas al traje gallego. Confeccionan ellas mismas bonitos trajes de gala con antiguas piezas de azabache heredadas de vestidos decimonónicos y los lucen en el día de la Peregrina y en la compostelana fiesta del Apóstol.
‘Miss Ledya’, el primer film gallego, con Víctor, el barítono galánUna de las múltiples actividades de Víctor Cervera-Mercadillo fue la de actuar como relaciones públicas del gran hotel balneario de la isla de A Toxa.

En A Toxa participó en la filmación de Miss Ledya, la primera película gallega con base argumental que fue presentada en el teatro Principal de Santiago en 1916. Se trataba de un melodrama de corte elegante con ambientación en el sport y con un cierto trasfondo histórico.

En la película el galán era Víctor Cervera-Mercadillo y participaban también como actores otros destacados miembros de la cultura gallega. Entre otros estaban Clarita Sobrino, Blanco Porto, Fefa Sandoval, Marina Fonseca y Castelao.

Víctor Cervera y Blanco Porto

La amistad de Víctor con Castelao y los vínculos con su familia se mantuvieron siempre, al punto de que conservan en la casa el recordatorio del fallecimiento de Castelao en Buenos Aires en 1950, que les fuera enviado a Pontevedra por correo postal desde el otro lado del Atlántico.

En el café Moderno de Pontevedra se encuentra la que es quizás la más divertida representación gráfica de Víctor. En uno de los muros aparece una pareja de baile en estilo modernista detrás de la que se adivina a ver un grupo de caballeros de frac. Uno de ellos se lleva la mano al bolsillo y lo exhibe vacío, es el perfil más mundano de este gran señor de la escena y excelso cantante que fue Víctor Cervera-Mercadillo.

Las anécdotas sobre él en compañía de sus familiares son infinitas y desde luego no le van a la zaga en cultivada actitud y buen sentido del humor sus herederos. Una familia de encanto sin par y devoción por la amistad que están encantados de compartir sus experiencias n román padín


Teatro Circo de Pontevedra
Fonte: José Calero Casal
En el Circo-Teatro se celebró una "velada infausta", preparada "en honor del fenecido Ravachol". En el programa impreso, custodiado en el Museo, aparecen reseñadas las siguientes intervenciones: interpretación de un Introito, por la Banda Municipal; latomanía biográfica con los excesos consiguientes, por un entusiasta admirador del ilustre muerto; canzzonetta coreada, por el Signore Victorio, italianización de Víctor Cervera Mercadillo, lo mismo que lo era para Antonio Blanco Porto el de Signorina Biancha della Porta, que recitó una herejía lírica; discurso tétrico necrológico, por un Jefe de Estación, que resultó ser José Fernández Tafall; varias piezas, cantadas por el barítono Alejandro Torres, para finalizar con la "gran marcha macabra triunfal, coreográfica y apoteosis". Los precios para asistir a la velada eran de cuatro pesetas para seis entradas de palco, setenta y cinco céntimos la silla y cuarenta céntimos general. 
http://www.museo.depo.es/noticias/notas.de.prensa/es.02010114.html

El banco musical de la Diputación acumula ya seis mil unidades

Las adquisiciones se van catalogando pieza a pieza en una base de datos
Así, contou con doazóns moi importantes de soportes históricos, entre elas, as gravacións sonoras de Víctor Cervera Mercadillo. O barítono pontevedrés foi un dos cantantes na primeira gravación sonora galega en 1904 do coro Aires da Terra de Perfecto Feijoo. Unhas gravacións que tiña gardadas a familia Mercadillo, que corresponden aos anos 40 e feitas na radio, están agora no arquivo cos seus masters orixinais para a súa conservación.

MANOLITA FARIÑAS CANZONETISTA GALEGA

Manolita Fariñas canzonetista galega
¿Alguén pode ter máis datos?

Eco Artístico 05-03-1916



Aportación de José Crisanto Gándara Eiroa:
Manolita Fariñas: canzonetista gallega (la primera -¿y única?- de la historia), que actuó en el Teatro Jofre de Ferrol el jueves 19 de noviembre de 1914, y los días anteriores en el Salón París (posteriormente Cine París: la primera sala de cine de Galicia) de A Coruña. La postal es de esa época y se conserva en una colección privada.

Postal de Manolita Fariñas
 
Aportación de Javier Jurado Luque:
Magnífica la foto... Yo tengo algunos obras dedicadas a canzonetistas. El Maestro Vide compuso algunas obras para ellas, ya que eran habituales del café-concierto. Ahí van dos comentarios, extraídos de la biografía publicada en el libro sob...re su música coral: "Nesta mesma época [finais da década de 1910] compuxo outras obras menores, como o "Alalá sobre motivos galegos" e "Airiños da terra", ambas para voz e piano, presentadas como un popurrí de cancións galegas de repertorio habitual. Forman parte das obras de "variedades", tan habituais nas composicións de Vide. O "Poutpourri sobre motivos galegos" está recollido como "Alalá" e dedicado “A la notable canzonetista de aires regionales Elvira Ferrero”, no mes de xaneiro de 1916. "Airiños d´a Terra" presenta como subtítulo "Poupurrit sobre cantos gallegos", e contén a anotación “Para la mejor de las canzonetistas de Aires Regionales, Elvira Ferrero”; está datada o 4 de abril de 1917.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Manuel Quiroga: Violín, fama y olvido

Manuel Quiroga

Violín, fama y olvido




Ensayaba a oscuras. Se recogía en un cuarto a ciegas, levantaba el violín y estudiaba las partituras que tenía grabadas en la cabeza mientras deslizaba el arco interpretándolas. De la ventana abierta de su buhardilla en París brotaba una música ejecutada bellamente, y la gente que pasaba por la calle se paraba absorta, fija en aquel acontecimiento casi endiablado. Era Manolito Quiroga, el hijo de don José, un comerciante de paños de Pontevedra que tuvo la delicadeza de echar a su hijo al mundo a estudiar fuera en cuanto supo que en aquella casa de piedra de la zona vieja se estaba criando un genio. El niño al que acogerían los maestros Medal, Pedro Puga y José del Hierro. El mismo que a los 19 años hizo historia ganando el primer premio del Conservatorio de París, algo que sólo había conseguido un español: Pablo Sarasate. Se puso a sus pies la prensa de la época (“mezcla su romanticismo ‘tizgano’ al romanticismo español y no obstante tocó el primer movimiento del concierto de Mendelssohn en un estilo perfectamente puro, perfectamente noble”, dijo Le Figaro), y su nombre empezó a deslizarse dorado entre la nobleza.

Al día siguiente, el compositor Alfred Bruneau escribió en las páginas de Le Matin: “Posee ya una rara personalidad. Es un virtuoso cuyo mecanismo superior, su encanto extremo, no tardarán probablemente en hacerle célebre”. Fue una premonición encantada. Manuel Quiroga fue una superestrella que giró por todo el mundo arrastrando masas en delirio, un precursor al violín de los Beatles. “No existían el rock, ni los futbolistas, y el cine entonces era mudo y no había las estrellas que ahora hay. Quiroga fue un ídolo absoluto y el personaje más famoso que haya dado Pontevedra”, dice el escritor Rodrigo Cota. Su éxito fue brutal y cuando cruza Estados Unidos de concierto en concierto se fabrican a su paso corbatas y mecheros con su nombre. De entonces sobrevive su imagen legendaria: la de un bello moreno de melena furiosa que posa como un ídolo, envuelto en luces y misterio, como un artista que se equilibra con su leyenda. Adoraba las cámaras y la fama, desafiaba a los fotógrafos mirándolos fijamente como un siglo después haría, rodeado de cientos de cámaras en el aeropuerto, David Beckham a su llegada a Japón: uno a uno, con la intensidad propia de quien requiere para sí los honores del mundo. “Lejos quedaban aquellos años de burla y chirigota en los que unos desaprensivos, aprovechando la muerte de Sarasate, enviaran al padre de Quiroga un telegrama comunicándole que el gran violinista había dejado en herencia su Stradivarius a Manolito”, escribe Fernando Otero Urtaza, autor de libro Un violín olvidado, el más documentado trabajo realizado hasta ahora sobre la figura del pontevedrés.

Son años de tumulto y locura que se abrieron con el recibimiento que la ciudad hizo de aquel joven que conquistó París contra pronóstico. Llegó de allí el 21 de junio de 1911. Media hora antes de que se anunciase el tren echaron el cierre todos los comercios de Pontevedra y se paralizó la actividad laboral. Quiroga se encontró en la estación los andenes abarrotados, la banda de música y bombas de palenque, relata Otero Urtaza. No lo dejaron ni bajar: lo levantaron a hombros como un torero y cruzaron la ciudad en medio de balcones llenos de gente que lo vitorearon hasta llegar a su casa, en cuya calle se había instalado un arco del triunfo; lo depositaron en el portal entre ovaciones fervorosas y alocadas, pues en aquellos hombros juveniles, en aquellas manos privilegiadas y aquel cuerpo enjuto se reunía la gloria de una ciudad pequeña y orgullosa, desatada por un triunfo similar al de una Copa del Mundo; habían puesto en él su confianza desde que deslumbró al público del Café Moderno con quince años, le habían subvencionado una beca para seguir sus estudios en Madrid, y lo tenían de vuelta apenas cuatro años después convertido en príncipe.

Manuel Quiroga
El hijo de don José no se lo acabó de creer nunca, y en su ingente correspondencia, que guarda como oro en paño la descendiente encargada de velar por su legado, Milagros Bará, casi se pueden palpar sus dudas e inquietudes (“¿seré tan bueno?”), y se refleja en sus palabras el yo inseguro de quien se sabe alzado por una fuerza superior. “Él se sabía muy bueno, pero se lo recordaba a sí mismo, como si no lo tuviese claro, y llegaba a preguntárselo. Hay cartas que parecen estar dirigidas a sí mismo”. Sólo en su debut en América, en el hipódromo de Nueva York, reunió a 5.000 personas, un número que escandalizó a los puristas. El columnista Colgate Baker dio su opinión en The New York Rewiew: “La idea de un nuevo virtuoso del violín realizando su debut en el monstruoso hipódromo delante de 5.000 personas fue, según los agentes musicales y la camarilla de Carnegie Hill, absurdo. Pero esos diletantes han recibido una lección de talento que recordarán largamente (…) En vez de tocar para una pequeña audiencia compuesta exclusivamente de devotos de la música él tocó para el público real y el resultado fue aquel entusiasmo, las aclamaciones de un público de medio millar de personas que le siguieron a su hotel después de la actuación”.

Fue allí donde el New York Times logró las declaraciones del violinista y compositor austriaco Fritz Kreisler: “Después de esto no me atreveré a tocar mis obras”. Una leyenda, Mischa Elman, dejó de tocar siete meses. Frecuentó cortes y salones presidenciales en todo el mundo con sus primeros conciertos en Europa. Mientras viajaba no dejó de escribir y de aderezar sus cartas con dibujos, pues era un pintor notable y un escritor de nivel tanto por su prosa como, sobre todo, por la ilustración de sus encuentros con figuras de todo pelaje y condición que se acercaban a él, epicentro de élites, muchas veces ensimismado, estudiante violento de la composición y las partituras.

Manuel Quiroga en el estudio de Carlos Sobrino en 1917
En San Sebastián, donde ofreció una serie de conciertos, coincidió con Joaquín Sorolla en el mismo hotel. Allí el pintor llevaba meses encargándose de unos murales. Le prometió a Quiroga un retrato que nunca se llegó a hacer. En París trató a dos exiliados rusos de condición extravagante; el compositor Igor Stravinsky y el príncipe Youssopoff, asesino de Rasputín. Con éste compartió varias cenas. “Vive con su princesa en un hotelito de Bois. Ella tiene el célebre collar de perlas negras valuado en seis millones de pesetas”. Fernando Otero Urtaza rescata en su libro la narración del propio Quiroga del asesinato de Rasputín a manos de su amigo. Tras darle unos pasteles envenenados y no conseguir el menor efecto, fue a por un revólver y lo acribilló a tiros. “Bajó y ya perdida la serenidad, hizo varios disparos desordenados sobre el monje, que cayó sangrando. Entraron todos entonces y llevaron el cuerpo de Rasputine a un automóvil para echarlo al río; cuando llegaron a la orilla, aún Rasputine vivía. Y cayó finalmente sobre un bloque de hielo desde donde lanzaba aun alaridos de muerte. El bloque al deshelarse se lo fue tragando lentamente. ¡Oh!, se podría hacer un gran libro con todo esto, ¿n’est ce pas?”.

El violinista era desenfadado y sociable. Estuvo casado con Marta Leman, una pianista de fama internacional con la que tocó en innumerables ocasiones y que tuvo una gran trascendencia en su vida desde el principio, cuando ayudó a Quiroga en los primeros tiempos de París; tras pasar penurias y enfermedades, la rica Leman le dio protección y lo puso en contacto con algunas de las familias millonarias amigas de la suya. El histórico triunfo de Quiroga en París, acompañado por el de Leman al piano, fue celebrado entre esos círculos como propio. Con ella acabaría casándose en 1915. Era una judía francesa que aparcó su carrera para seguirlo a él. Se acabaron separando y la mujer falleció antes que Quiroga. Se creyó algún tiempo que fue en un campo de concentración, pero las investigaciones de Milagros Bará y Javier Bará Temes a través de Sophie Lévy, responsable de los archivos del Conservatorio de París, dieron como resultado el lugar y la fecha de su fallecimiento: Garches (Seine-et-Oise) el 1 de mayo de 1953.

Manuel Quiroga y Martha Lemann
 “Él tenía un humor tremendo”, dice Milagros Bará entre carpetas en las que guarda parte de la documentación privada de la familia que no fue cedida al Museo de Pontevedra, donde está la mayor parte. Bará está digitalizando ahora la correspondencia de Manuel Quiroga. Y aguarda una llamada de la Deputación (“El Conservatorio y el Museo tienen ya la programación del 50 aniversario. Lamentablemente de la Deputación no tengo respuesta”). Así, en una de las cartas Quiroga advierte a sus padres de que días atrás fue operado de apendicitis: “A dos princesitas rusas le abrieron el preciosísimo vientre para sacar otras preciosísimas tripas. Yo considero el mío no menos precioso que el de un príncipe, pues ya aquí me llaman el príncipe del violín. (…) ¿Te acuerdas de que ya el año pasado no me encontraba bien? Dicen que es la enfermedad de moda. El Kaiser y el Rey de Inglaterra pasaron por ello, es una moda elegante”.

Entre sus quejas está la del transporte y la dificultad de trasladarse a Galicia. Tenía manías con sus manos, tal que tocar con cuidado o aprensión cosas que hubiesen sido tocadas antes, como los pomos de las puertas. “Él era tan mundano, tan normal, tan de Pontevedriña, que no se creía el éxito que tenía”, dice Bará. De familia bien, de lo que se ha dado en llamar de Pontevedra de toda la vida, el chico de los Quiroga vivía en vacaciones acomodado en una pandilla de jóvenes que pasaba veranos ociosos y tranquilos. A ellos les gustaba volver cuando tenía un hueco.

Ya entonces se podía contemplar Quiroga no sólo en las admiraciones de sus excéntricos admiradores que lo seguían en procesión sino también en cuadros y bustos, y la calle Comercio ya no era tal, sino calle Manuel Quiroga; se le puso cuando tenía 26 años. También había sido tentado por la política, una constante en su vida. Lo relató magistralmente un amigo suyo, Francisco Camba,  hermano del periodista Julio, con quien coincidió de vuelta a Galicia en tren desde Madrid cuando el violinista le contó lo que llamó “emboscada”. Quiroga fue invitado a dar un concierto en casa de un conde catalán. Pero al llegar allí nadie le pidió que tocase. Estaban, entre otros, Francesc Cambó y Joan Ventosa. “Todo lo que se hizo allí fue preguntarle sobre los efectos de ese violín en el alma huraña de sus paisanos. ¿Era verdad que los gallegos se entusiasmaban como nunca al oírle? ¿Lo era que le acompañaban, vitoreándole después de cada concierto? ¿Mentían los informes al decir que cuando llegaba a Galicia el pueblo entero acudía a esperarle y le llevaba en hombros?”. Quiroga asentía tímidamente hasta que Cambó estalló: “Pues entonces está usted en la obligación de hacerse político, de ingresar en las filas del regionalismo gallego… Usted, con esa influencia en las multitudes de su tierra, puede sernos muy útil”. Quiroga, tras desechar educadamente cualquier propuesta, contestó: “Si como gallego tengo alguna aspiración secreta, es la de ser una especie de mirlo”.

Pese a todo tuvo la simpatía de gente como Losada Diéguez o Antón Villar Ponte, que le dedicaron textos (el de éste último mezcla una inflamada sensibilidad por la lengua y el fervor imperialista), y la amistad de Castelao, que lo dibujó en varias ocasiones. Con el intelectual de Rianxo, el faro del nacionalismo gallego y autor de Sempre en Galiza, comparte tertulia en la actualidad en la Praza de San Xosé, junto a las esculturas de Alexandre Bóveda, Carlos Casares, Ramón Cabanillas y Valentín Paz-Andrade. La de Quiroga es la más maltratada por los borrachos, que ya le han roto el arco del violín varias veces. Pese a todo, esto no es lo que más molesta a Rodrigo Cota: “Lo podían haber sentado con los de la tertulia, porque ahí de pie, con el violín, parece que se está dedicando a amenizarles la tarde ante de pedirles unas monedas”.

En ese tiempo en el que recibió el canto de sirenas de la política tocaba con un Guadagnini suyo y un Stradivarius que le dejó la viuda de Joachin Reifenberg. Atrás estaban los años en los que recibió de manos de Ramón Mugartegui el primer lujoso violín que tuvo en su vida: un Amati de 1862 que había pertenecido a Francisco Javier Mugartegui, a quien se lo regaló Isabel II. Fue antes de su presentación en sociedad en Pontevedra, el 3 de agosto de 1906. Tres meses antes conoció de manera muy particular a Alfonso XIII. Estaba asomado al balcón de su piso en Madrid viendo el paso de los Reyes el día de su boda. “Como era pequeño -tenía 14 años- me agaché para ver mejor por entre los hierros del balcón. A los pocos minutos estallaba la bomba y moría decapitada una mujer que había pasado a ocupar mi sitio. ¡Aquello fue horrible, horrible!”. El artefacto se tiró desde el cuarto de al lado. Sin el niño saberlo, en aquel piso, separado por un tabique, Mateo Morral hizo la bomba. Murieron 30 personas. Quiroga enviaría una postal a su familia después de un tiempo en la que se reproduce una fotografía del atentado, y sobre el humo blanco del impacto de la bomba dibuja unos muñequitos saltando, víctimas de la explosión. Era un crío: pide en esa postal a su hermano quince pesetas para “unas medias preciosas de foot-ball”. Quince años después, la pareja de novios objeto de aquel atentado reclamó en sus salones la presencia de Quiroga. Se ganó tanto el cariño y la protección del rey Alfonso XIII, que éste intervino cuando el violinista fue detenido en Austria en medio de la Gran Guerra y le permitió salir de Europa para ir al encuentro de su primera gira en América.

Al rey también puede deberse la decisión posterior de Quiroga de simpatizar con el bando franquista durante la Guerra Civil. El biógrafo Otero Urtaza atribuye esta inclinación a la esperanza de que regresase la monarquía. Lo hizo, pero Quiroga murió mucho antes. La estrella y el fulgor desaparecieron lentamente después del 8 de junio de 1937, cuando Quirora cuenta con 46 años y acaba de recibir el reconocimiento más grande que se le pueda hacer a un extranjero en Francia: Caballero de la Legión de Honor. Ese día, ya sin rastro de la agitada melena de juventud, que se despobló en apenas un ramillete de meses, Quiroga despidió a su íntimo Iturbe en Welfare Island, en Nueva York, y se encaminó hacia su hotel cuando fue arrollado por un coche.

"Gigi"
El violinista fue herido de gravedad. La rehabilitación fue tortuosa y jamás pudo recuperar la movilidad de su brazo izquierdo. Ya no estaba con Leman, sino con Gigi, María Galvani (“la Galvani”, como la llamaba la familia), una mujer casada con el director de una orquesta al que abandonó para venirse con el gallego en barco a España. La fortuna de la edad de oro había sido mermada por representantes y malos contratos, y el resto lo fatigó buscando una recuperación total que no lllegó; sí subió el violín a los brazos e interpretó de nuevo, pero un día, al querer alcanzar un libro, el brazo no le respondió. A la habitación de un hospital de Madrid llegó uno de sus hermanos para llevarlo a Pontevedra, y de camino desempeñó lo que pudo de los numerosos objetos de valor y obras de arte que Quiroga había dejado allí para seguir pagándose tratamientos y remedios en el esfuerzo nostálgico de repetir el pasado, de recuperar el fulgor de la música y la luz de los focos.




Se echó a la caricatura, pues era un excelente caricaturista que ya publicaba de joven en los diarios europeos, al dibujo y a la composición, pero era la ejecución, la interpretación de su violín lo que le daba vida. Entre los años 40 y 60 su deterioro fue progresivo. Cuenta el escritor Arturo Ruibal que a Pontevedra llegó tumbado en un carruaje, pues no se podía mover, y tratando de no ser visto en esas condiciones. Le detectaron una astenia cerebral.
Manuel Quiroga enfermo
Ya entonces, sin su violín, en la casa familiar donde hoy adorna una placa, había remitido su fama, como la de cualquier estrella que desaparece de un día para otro. Murió hace 50 años, el 19 de abril de 1961. En una de sus últimas imágenes está sentado en Portocelo con gesto de hombre atrofiado, ligeramente inclinado hacia delante, como desovillándose frente al mar a unos meses de su muerte. Las instituciones de momento se muestran renuentes con fastos y homenajes. A quien fue dueño del mundo, su ciudad se olvidó de él.

Saturnino Cuíñas Lois folclorista de Pontevedra


Saturnino Cuíñas Lois Cura de Cesullas e folclorista benemérito
Carballedo (Cotobade. Pontevedra) 21.12.1897.
Cesullas (Cabana de Bergantiños) 07.04.1978.


Tras ser capelán da Condesa de Torre Penela de Carballo e da familia Figueroa en San Martiño de Horto (Abegondo), Saturnino Cuíñas Lois foi enviado como párroco a Santo Estevo de Cesullas en substitución de Manuel López Porto. Preséntase en Cesullas o 10 de abril de 1931 coa súa nai Adelina e irmáns Aurelio e María.

Desde a chegada, a súa parroquia de presentación cobrou un importante dinamismo no eido relixioso, festivo, social e mesmo en infraestruturas. Creou coros parroquiais, deulle vida ás celebracións relixiosas do Nadal ou achegouse á xuventude a través das festas do catecismo. Foi unha persoa importante para que se construíse a estrada de Neaño a Baio.

Como pagamento polo seu labor, a corporación municipal nomeouno fillo adoptivo de Cabana de Bergantiños o 17 de marzo de 1956 cando cumpría as vodas de prata como párroco. Neste acto descubriuse unha placa de mármore na igrexa de Santo Estevo.

Desempeñou o seu traballo pastoral ata poucos momentos da súa morte, o 7 de abril de 1978. O seu pasamento foi todo un acontecemento social na comarca de Bergantiños. Asistiron veciños de concellos colindantes e a corporación municipal en pleno. O enterro foi oficiado polo arcebispo de Compostela Ángel Suquía. Quedou soterrado no cemiterio parroquial.

Cinco anos despois, o 21 de agosto de 1983, o Concello de Cabana de Bergantiños realizoulle unha homenaxe póstuma e recoñeceuno como fillo predilecto. Nos actos culturais participaron as corais Coral de Bergantiños, Toxos e Flores de Ferrol, Follas Novas, Lembranza e Cántigas da Terra da Coruña, o grupo folc Marea Baixa de Carballo, os grupos folclóricos da Asociación Cultural Río Anllóns de Ponteceso e do colexio público As Revoltas de Cabana; o humorista O Xestal deleitou os asistentes cos seus divertidos chistes e despois cantou por primeira vez en público acompañado por Xosé Manuel Eirís que tocaba unha das zanfoñas que pertencera a Saturnino Cuíñas. Como fin de festa, Andrés Rei dirixiu a interpretación do famoso Berro Seco. Tamen se colocou unha placa conmemorativa na fachada da ermida de San Fins.

Saturnino Cuíñas e o San Fins do Castro
A romaría do San Fins do Castro, festa patronal por excelencia de Cabana de Bergantiños, é filla de Saturnino Cuíñas porque a dotou duns elementos singulares e únicos que a distinguen doutras romaxes galegas.

A personalidade do cura de Cotobade está presente no Berro Seco "un triple berro informe, a coro, no que cada quen participa como pode", en palabras do propio Cuíñas. Hai escritores que encontran no Berro Seco reminiscencias dun pasado celta, outros emparéntanos cos urros lanzados polos canteiros ó subiren grandes pedras.

Un segundo elemento achegado por Cuíñas ó San Fins foi o Santo de Pólvora, pequena falla con movemento que representa oficios tradicionais coma o dos canteiros ou o dos afiadores. A presenza da foguetería continúa tamén coa Traca e a Roda de Fogo.

Por último, Saturnino Cuíñas converteu o San Fins do Castro na capital galega da música tradicional. As mellores agrupacións folclóricas, coros, bandas de música e grupos de gaitas, entre eles Os Enxebres de Neaño, acudían cada un de agosto a Cabana de Bergantiños para amenizar procesións e merendas ata a caída do día.

A importancia como folclorista
Saturnino Cuíñas naceu con alma de músico. Desde a súa infancia, rodeado de bailadores e gaiteiros, tomou compromiso de rescatar a memoria musical de Galicia. Así, a súa memoria prodixiosa foi quen de conservar coplas e cantos do seu Cotobade natal, como tamén melodías Cabana, Ponteceso, Carnota, Corcoesto, Cambados. Todo ese legado folclórico, retido na súa cabeza, foille cedido, sen nada a cambio, a toda persoa que se achegase a el. De todos modos, sería a agrupación coruñesa Cántigas da Terra, grazas á amizade co seu director, Adolfo Anta Seoane, quen tivo a fortuna de recoller no seu arquivo musical todo o traballo de recolleita desenvolto por Cuíñas ó longo de toda a súa vida. Entre a obra recollida están as foliadas de Augasantas, de Bora, de Vilaxoán, de Corocoesto, de Trabazo ou de Corcoesto. Ou as pandeiradas de Cesullas, de Ponteceso, de Loureiro ou de Carnota. E tamén os alalás de Cerdedo, de Santo Ourente ou de Carballedo. Cantos de aninovo, de berce e de canteiros enriquecen o legado.

Ademais de compilador de música tradicional, Saturnino Cuíñas foi un excelente músico tradicional. Chegou a dominar instrumentos como a gaita, a pandeireta, o bombo, a bandurria, o harmonio e a zanfoña. Na súa época, xunto con Faustino Santaelices, foi unha das poucas persoas de Galicia que interpretaba a zanfoña. Unha das súas históricas zanfoñas foille entregada a Cántigas da Terra o 1 de agosto de 1945 na romaría de San Fins. Despois, Cántigas interpretaría con ela cantos de cego por distintos escenarios do país.

Como mérito polo seu labor folclórico, a Real Academia Nosa Señora do Rosario concedeulle a Medalla de Ouro de Primeira Clase do Premio Marcial del Adalid. Os actos de entrega tiveron lugar o 24 de agosto de 1954 na Casa da Cultura da Coruña. En xornada de tarde, na Praza de Touros da cidade herculina celebrouse unha festa folclórica coa participación das agrupacións Cantigas e Agarimos de Santiago, Follas Novas, Aturuxo e a Masa Coral da Fábrica de Tabacos da Coruña.

ttp://www.concello-cabana.es/ga/web/index.php?mod=int&tip=3&lug=3


Moncho Do Orzán
Por certo, Cántigas da Terra custodia no seu arquivo dúas zanfonas centenarias. Unha pertenceu a Perfecto Feijóo (doada polo seu fillo Carlos) e a outra a Saturnino Cuíñas. Sen dúbida ambas as dúas sobrepasan con creces os 100 anos e posíbelmente os 150 tamén.

MAURICIO FARTO PARRA


Maurici Farto
Lembrando a Mauricio Farto Parra (1867-1947) por Moncho do Orzán




Resulta curioso que moitos dos grandes compositores e recompiladores de folclore galego naceron alén das nosas fronteiras e, ao longo da súa vida, demostraron un amor tan grande por este chan que dificilmente pode ser superado por outros tantos daquí. Tal é o caso do xenial compositor e director de Cántigas da Terra, Mauricio Farto Parra, nado en Valladolid na segunda metade do S.XIX.

Aínda que con ascendencia galega, Farto véu descubrir o seu amor por Galiza escoitando a Banda Isabel II, que interpretaba temas de noso ao estar formada na súa maioría por galegos. Tamén esencial foi Xosé Braña Muíño, director da Banda do Rexemento Nº8 con sede na Coruña, que a raíz dunha actuación en terras castelás, animouno a trasladarse á cidade do vento. Xa aquí, Braña soubo sementar no compositor mozo toda a maxia das melodías propias. Cara 1902, a Banda estreou a primeira obra galega de Farto, “Froleos”, chea de motivos tradicionais. Nestes anos fundou a rondalla Blanco y Negro, dirixiu o Orfeón El Eco e conseguiu praza fixa de alguacil na Audiencia Territorial.

Desde a súa chegada á Coruña, axiña tomou contacto coa intelectualidade rexionalista-galeguista da altura. Nomeadamente frecuentou a Libraría Rexional de Uxío Carré até o seu peche en 1908. Alí amigouse con Lugrís Freire, Xosé Baldomir, Eladio Rodríguez e tantos outros. Nestas tertulias Víctor Said, membro do pioneiro coro Aires da Terra, fixo decatarse aos presentes da importancia destas agrupacións na recuperación da personalidade de Galiza. Farto tomou boa nota e propuxo a creación do orfeón Follas Novas (sen relación co actual), onde interpretar temas tradicionais e composicións del, mais a iniciativa non prosperou. Porén, un grupo de mozos axiña promoveron a creación de Cántigas da Terra, coro enxebre con grupo de teatro, que verá a luz a fins do 1916 baixo a presidencia de Eladio Rodríguez e a dirección do mestre Farto. O seu fito máis sinalado nesta etapa é a estrea da muiñeira “O Quer que lle quer” durante o descubrimento dunha placa conmemorativa na casa natal de Curros.

En 1922 deixou Cántigas para fundar Queixumes dos Pinos, que só duraría dous anos. O incasable Farto continou na súa teima de atopar unha agrupación que interpretase as súas composicións e, finalmente, será Saudade quen cumpra o seu desexo. Para este coro creou varias estampas con Leandro Carré (“A espadela”, “Unha palillada en Camariñas”...) e mesmo unha zarzuela galega con libreto de Antón Vilar Ponte titulada “A probiña que está xorda”, sobre o coñecido poema de Rosalía. Estas obras foron concebidas para orquestra (con gaita) e voces.


Mauricio Farto

En vida colleitou numerosas homenaxes, expresión de profundo afecto polo mestre Mauricio Farto. Os últimos anos viviunos na súa casa da rúa do Socorro da Coruña, onde finou en 1947.

Con todo, a súa dimensión máis descoñecida e quizais a máis importante é a de recompilador de folclore musical. Co seu traballo de afinador de pianos, Farto adicouse boa parte da súa vida a percorrer aldeas e romarías transcribindo cantos de arrieiro, alalás, maneos, pandeiradas e un sinfín de melodías autóctonas. O historiador Ramiro Cartelle contabilizou no seu arquivo duascentas recollas.

A maioría das orquestras sinfónicas, bandas de música e corales céntranse hoxe en día e case por enteiro ao repertorio foráneo, salpicando no mellor dos casos algunha pincelada de País coas catro obras sobradamente coñecidas. Mágoa. Hai pouco tiven a fortuna de visitar parte do arquivo de Farto que hoxe se atopa depositado na coruñesa Academia de Belas Artes. Todo un luxo para constatar unha realidade tan emocionante como triste: a alma musical de Galiza metida nun caixón.

http://amonteira.blogspot.com/2010/08/lembrando-mauricio-farto-parra-1967.html

domingo, 18 de septiembre de 2011

Eduardo Rodríguez-Losada Rebellón Compositor de A Coruña

Eduardo Rodríguez-Losada


Eduardo Rodríguez-Losada Rebellón, nado na Coruña o 2 de marzo de 1886 e finado o 2 de novembro de 1973 na mesma cidade, foi arquitecto e compositor.


Traxectoria
Casado con María Trulock Bertorini o día 15 de Outubro de 1913, tiveron dez fillos. O día 2 de Maio de 1941 foi nomeado Académico de Número da Sección de Arquitectura da Real Academia Nuestra Señora del Rosario e máis tarde, o 28 de Novembro de 1954, Académico de Honor.

As súas obras orixinais foron doadas polos seus fillos á Real Academia Nuestra Señora del Rosario de La Coruña. Tamén se poden atopar copias na Fundación March, na Sociedade de Autores e na Propiedade Intelectual.

Obra Óperas:

El Monte de las ánimas , (orixinal de G. A. Bécquer. Verso de Núñez de Cepeda ) (1927) -Estreada e dirixida polo autor o 6 de Mayo de 1927 no Teatro Rosalía de Castro.
O Mariscal ,(libro en gallego de Ramón Cabanillas y Antón Vilar Ponte)(1929) - Estreada e dirixida polo autor o 31 de Mayo de 1929 no Teatro Tamberlick de Vigo-
¡Ultreya! (libro de Armando Cotarelo) Autógrafo (1935) - Estreada o 12 de Marzo de 1935 no Teatro La Zarzuela de Madrid.-
El Gran Teatro del mundo,(libro de Calderón de la Barca) Autógrafo.-Existe un borrado para voz e piano. Sen estrear

Poemas sinfónicos:

El diablo mundo (Ballet). Coreográfico. Autógrafo.
El miserere. Sobre textos de Gustavo Adolfo Bécquer. Autógrafo
Los Caneiros,(Impresión sinfónica. Autógrafo.) (1946) Interpretada o 17 de Novembro de 1946 po la Orquesta Sinfónica de Bilbao dirixida por Jesús Arrámbarri no Teatro Buenos Aires de Bilbao.
El Gnogmo, (Poema sinfónico sobre una lenda de Gustavo Adolfo Bécquer. Autógrafo.) (1925) Estreado ó 8 de Maio de 1925 po la orquesta Sinfónica de Madrid, dirigida por Enrique Fernández Arbos en el Teatro Rosalía de Castro de La Coruña.
La Santa Compaña, (sobre libro de Rey de Viana) Autógrafo. Existe redución para piano e borrador.


Caricatura de Eduardo dirixindo a sua opera "O Mariscal" 27 de mayo de 1923 no Rosalia de Castro.
 
Sinfonías:

Sinfonía en Sol menor (Autógrafo). Existe unha transcrición para dous piano(Manuscrito)
Sinfonía en La menor.(Autógrafo) (1949). Estreada 4 de Decembro de 1949 pola Orquesta Municipal de La Coruña e dirixida por Rodrigo A. de Santiago no Teatro Rosalía de Castro.
Sinfonía en Do menor.(Autógrafo).
Sinfonía en Re menor.(Autógrafo).
Concierto para piano y orquesta en Si bemol.(Autógrafo). Estreado o día 29 de Maio de 1955 porla Orquesta Sinfónica Municipal de La Coruña e dirixida por Rodrigo A. de Santiago . Pianista Pilar Cruz . No Teatro Rosalía de Castro da Coruña.
Música de camara:

Colección de 9 cuartetos
Coleccion de 3 trios O nº1 estrenado el 26 de xaneiro de 1948 na Escuela Naval de La Coruña Violín: Horacio Rodríguez Nache. Violoncello: José Béjar. Piano: Pilar C Rodríguez Nache. Violoncelo José Béjar y Piano Pilar Cruz.
Preludio en Sol mayor para dos violines y piano , Adicado a súa filla Carmen Losada-Trulock
4 sonatas para piano



Aportación de Alejo Amoedo Portela

Eduardo Rodríguez-Losada Rebellón, nado na Coruña o 2 de marzo de 1886 e finado o 2 de novembro de 1973 na mesma cidade, foi arquitecto e compositor.

En 1929 se estreno en Vigo, su Ópera "O Mariscal" con letra de Vilar Ponte y Ramón Cabanillas, en el teatro "Tamberlick" de Vigo. Este año en el Xacobeo, se recupera la obra y será interpretada por La soprano Ponteareana Teresa Novoa y el baritono Javier Franco con la orquesta Sinfónica de Galicia, dirigida por Joam Trillo.

http://classics.xacobeo.es/es/eventos/opera-%E2%80%9Co-mariscal%E2%80%9D-de-eduardo-rodriguez-losada-y-ramon-cabanillas-recuperacion-en-tiempos-m-1

Aportación anónima a páxina


La Fundación Mondariz Balneario publica en 2010 un extenso estudio sobre E. R.-Losada Rebellón que abarca su obra arquitectónica (era arquitecto de profesión) de la mano del Colegio oficial de Arquitectos de Galicia.

En un segúndo volúmen Rogelio groba estudia la obra musical "O ´Mariscal", y un tercer volúmen incluye la copia del original de R. Cabanillas.

Se debe corrogir el extendido mito de su estreno en Vigo, puesto que el verdadero estreno se realiza en el Teatro Rosalía de Castro / A Coruña. Como sucedió con la obra literaria, el estreno no estuvo exento de probelmas. Fue saboteado por la autoridad del momento, por la misma identificación que despertaba con el movimiento galleguista. El estudio de la Fundación Mondariz Balneario no deja dudas al respecto, adjuntando la documentación pertinente. Igualmente existen menciones en la prensa de la época.

Eduardo Rodríguez-Losada Rebellón (2 de marzo de 1886 - 2 de diciembre de 1973) era hijo de Camilo Rodríguez-Losada Ozores y de Felipa Rebellón Vázquez. Fue el menor de seis hermanos: José, Dolores, Carmen, Luisa y Jacoba.

Eduardo R.-Losada Rebellón nació en A Coruña, en el edificio de la Calle Tabernas 30, donde vivió su juventud. Se trasladó a Madrid durante su etapa como estudiante de arquitectura, para regresar e instalar su estudio en la Coruña. En la Calle Tabernas siguió viviendo tras su matrimonio (1913) con María Trulock Bertorini.

En 1919, a los 33 años D. Eduardo cayó enfermo de tuberculosis, debiendo seguir un severo tratamiento durante varios años. Con tal motivo el matrimonio con –por entonces- cuatro hijos empezó a viajar cada año al Escorial.

Eduardo Rodríguez-Losada Rebellón y María Trulock Bertorini tuvieron diez hijos: Josefina, Camilo, Jacobo, Eduardo, Mercedes, Carmen, Pilar, Antón y Javier.
Eduardo R. Losada se casó con Doña María Trulock Bertorini (25 de agosto de 1889-13 de septiembre de 1980). Aunque nació en Galicia / Santiago, ella era hija del Británico John Trulock Glascott y de Josefina Bertorini Jones. María era la mayor de siete hermanos: John, Camila, Margarita, Mª del Carmen, Ana Mª y Jorge.

El padre de María; John Trulock Glascott, fue el Gerente de “The West Galicia Railway Company”, sociedad con sede en Londres que finalizó y gestionó la primera línea de ferrocarril de Galicia (tramo Carril – Santiago, popularmente conocido en la época como “El Compostelano”). Esta línea ferroviaria convirtió a Galicia en una de las zonas principales de abastecimiento de carne de vacuno del Reino Unido, a donde llegaba procedente del Puerto de Vilagarcía.

La Madre de María; Josefina Bertorini Jones, recoge en sus apellidos el doble origen inglés e italiano. Un abuelo de María -Pietro Bertorini, Pisano- fue gobernador de Parma, y por razones políticas se vio obligado a abandonar Italia. El hijo de Pietro, Camilo Bertorini, nacido en España (Barcelona), se casó con María Margarita Jones, oriunda de Gales.

Durante su residencia en Padrón, María M. Jones conoció a Rosalía de Castro, quien le dedicó los versos, “A Morte do Xeneral Inglés Sir John Moore”. Un extracto de este poema figura en el Jardín de San Carlos de La Coruña, Tumba del General Inglés.
Coetánea de Fernando Alvarez de Sotomayor (Ferrol, La Coruña, 1875 - Madrid, 1960), María Trulock Bertorini fue retratada en dos ocasiones por el pintor.

María Bertorini era la segunda hija en una familia de siete hermanos. Su hermana Camila, se casó con D. Camilo Crisanto Cela Fernández, padres del escritor y Premio Nobel Camilo José Cela Trulock.
Camilo José Cela residió parte de su juventud en La Coruña con la familia de Eduardo Rguez.-Losada, en los años de la postguerra civil. En esta etapa tuvo especial relación con el arquitecto y compositor.

Uno de los escritores que más inspiró a Rguez.-Losada fue Gustavo A. Becquer. En la segunda mitad de la década de los veinte se inspira en tres de sus Leyendas para componer “El Monte de las ánimas”, “El Miserere” y “El Gnomo”.
“El Gnomo” y “El Miserere” son poemas sinfónicos para gran orquesta. “El Gnomo” se estrenó en el Teatro Rosalía el 8 de mayo de 1925, con la orquesta Sinfónica de Madrid (el estreno fue dirigido por Enrique Fernández Arbós).
El estreno de “El Gnomo” supondría para R-Losada recibir los reproches de Antón Vilar Ponte: en su artículo "Al margen de un poema sinfónico. El eterno defecto de los gallegos", (Galicia):
“No hay derecho a que un gallego y un coruñés precise a estas alturas, cuando todos lamentamos el atraso en que se halla la música culta de nuestra tierra, recurrir a una leyenda del sevillano Gustavo Adolfo Bécquer para inspirarse [...] ¿ Es que en Galicia no hay leyendas y leyendas hermosísimas muy superiores a la mencionada del poeta andaluz autor de las Rimas ? [...] Una vez más se da el caso del gallego - y del gallego inteligente, que es lo triste - volviéndose de espaldas a las fuentes de inspiración autóctonas y buscando lo universal, no en lo cercano, como la buena lógica aconseja, sino en las lejanías del estéril exotismo. Fuese gallego e inspirado en tema gallego el poema sinfónico que acaba de estrenar el señor Rodríguez Losada y nuestra música entonces tendría un día de fiesta inolvidable, con registro áureo e imperecedero en la historia de las artes del terruño. No lo ha sido y todos veremos en El Gnomo un trozo musical más de tantos discretos y reveladores de un compositor de excelentes condiciones que con frecuencia surgen... En el pecado llevará la penitencia el distinguido arquitecto coruñés”.

“El Monte de las ánimas” es un drama musical en dos actos con libreto de Julio Casas, puesto en verso por Nuñez Cepeda, que R.-Losada estrena bajo su dirección el 6 de mayo de 1927 en el Teatro Rosalía de Castro de A Coruña.

“O Mariscal” –la primera ópera con libreto en gallego -, se estrenó en A Coruña en 1929.
Basada en la obra de Ramón Cabanillas Enriquez (1876-1959), y contó con Antón Vilar Ponte (1881-1936) como co-autor, de cara a la historia, cuando en realidad fue promotor y prologuista de la obra literaria.

El estreno de la opera sucedió en el teatro Rosalía de Castro el 27 de marzo de 1929, (19:00 hrs.).
A pesar de la existencia de un programa de este acto, existe alguna discrepancia sobre la consideración de tal como la fecha oficial del estreno. Algunos autores se refieren a Vigo / Teatro Tamberlick, y al 31 de mayo de 1929 como fecha de inauguración.

El motivo de esta confusión es que en el estreno de La Coruña se produjeron alborotos en el palco de autoridades.

Decía el Faro de Vigo que “cuando la representación avanzaba, como desde el gobierno civil se podía acceder al teatro, la primera autoridad provincial de La Coruña, con unos amigos, penetró en el palco portando botellas de champán, que descorchó para sus particularísimos invitados. Los taponazos molestaron a Losada. El testigo del hecho nos dice que el músico y director tiró la batuta y el ensayo-representación no continuó”.

De este modo, se prefiere hacer referencia al estreno en Vigo como estreno inaugural y denominar el acto de de la Coruña como “ensayo general”.
Si bien constan las precauciones de las autoridades ante la reciente tragedia en el “Teatro Novedades”, en Madrid, la previa autorización de este estreno en el Rosalía de Castro hace que algunos historiadores no relacionen este alboroto con las condiciones del Teatro Rosalía de Castro, sino con el ambiente político de la época (pocos meses después dimitía el General Primo de Rivera), en creciente enrarecimiento en lo que se refiere a contenidos de corte regionalista en España, galleguista en este caso por la participación de los autores literarios.

Emilo Xosé Insua describe algunas reacciones tras la edición de la obra literaria de O´Mariscal:
“A reacción de conspicuos representantes do regionalismo sano y bien entendido contra esta reivindicación pardo-celiana levada a cabo polo nacionalismo galego a partir de 1916 non se fixo agardar. O daquela alcalde da Coruña, Manuel Casás Fernández (1867-1960), por exemplo, advertiría desde as páxinas de La Voz de Galicia sobre a necesidade de exercer unha crítica severa contra certas lendas e auréolas históricas como as que rodeaban a figura de Pardo de Cela. Alén de reivindicar os irmandiños (inimigos declarados do Mariscal e dos seus parentes Pedro Bolaño, marido da filla daquel, Beatriz, e Pedro Miranda) como verdadeiro símbolo das ansias de redención do país, Casás Fernández, citando como autoridades ao Licenciado Molina, a Vasco de Aponte, a José Villaamil e a Murguía, presentaba ao Mariscal como un déspota feudal, saqueador, orgulloso e cheo de cobiza, inimigo dos Reis Católicos só porque estes querían pór fin ás súas arbitrariedades e desmáns, completamente alleos a todo sentir ou reivindicación patriótica.
Con estos precedentes, la crítica de Otero Pedrayo en “Nos” deja constancia del desasosiego e incertidumbre que rodeaba el estreno de la opera en Vigo:
“Unha agarda esperanzada. A Conciencia de algo novo, forte e fondamente galego que se vai manifestare. Ledicia un pouco angustiosa dos poucos minutos que faltan. Os montes azues, a badía centilante, o elán moderno das rúas, síntese a través dunha emoción.

¿Si calquer cousa chegara para impedila?. Xa aconteceu hai poucos días na Cruña. Non sabemos que mestereosas potenzas esbarrallarán a nosa esperanza”.

La investigación de Emilio Xosé Insua –publicada en “Sobre O´Mariscal de Cabanillas e Vilar Ponte”- es rigurosa, y concluye que “Antón Villar Ponte e Ramón Cabanillas non se deberon de coñecer durante a súa mocidade de activismo republicanista"…,”ambos autores comezaron a partir de 1915 un proceso de sintonización no persoal e no ideolóxico que desembocou nun intenso entendemento no seo das Irmandades da Fala. Entre 1916 e 1922 rexistramos o período de máxima sintonía entre ambos autores"(...). Será entón, precisamente, cando se xeste e se confeccione O Mariscal”.
“probabelmente foi a finais de 1916 ou comezos de 1917 cando deu comezo o proceso”.
Sin duda es también A. Vilar Ponte el germen de la idea de una ópera que sirviera de trampolín al trabajo de Ramón Cabanillas, y quien anticipa y facilita un borrador a Rguez-Losada tras anunciarle su proyecto en común con Cabanillas.

También es orientativa alguna documentación localizada por el propio Emilio Xosé Insua: “Unha carta de Castelao ao escenógrafo Camilo Díaz Baliño, gardada no Museo Carlos Maside de Sada, serve para certificar que o arranque do proceso de composición de “O Mariscal” é, en todo o caso, anterior á propia estrea de “A man de Santiña”, verificada como é sabido na Coruña o 22 de abril de 1919. O rianxeiro, despois de facer unha serie de suxestións a Díaz Baliño para a confección do cartaz anunciador desa estrea, informaba ao artista ferrolán na súa epístola: "Escoita, chachiño: está faguendo Cabanillas unha obra que iso si que é cousa boa. En verso ¿sabes? E chámase O Mariscal”.

Respecto del estreno de la ópera, destaca que el propio compositor actúa de nuevo como director de la orquesta, siendo ilustrativa la caricatura que un popular caricaturista de la época, Sr. Pellicer, hizo del Compositor con tal motivo. Entre el elenco de artistas se encontraba la Sra. Honoria Goicoa, tía de la actual Presidenta de la Real Academia de Bellas Artes de Galicia (Doña Mª de las Mercedes Goicoa Fernández), además de Enriqueta Brandón, Juan Estrada, Arcadio Malvís, Fco. Iglesias, Jesús Arias, Venancio Deus, Fernando Navarrete, J. Alvarez, Enrique Brandón, Julia Catoira, con la orquesta de la sociedad Filarmónica de A Coruña.


La obra transcurría en seis escenarios diferentes –algo sorprendente en la época- diseñados por Camilo Díaz Baliño.
Camilo Díaz fue el escenógrafo más importante y uno de los artistas gráficos más destacados de Galicia. Trabajó como delineante en la Diputación Provincial de A Coruña, donde conocería a E. R.-Losada, y para el que ya había trabajado en “El Monte de las Ánimas”. Así mismo, realizó junto con Castelao la puesta en escena y escenografía de la obra de Cabanillas “A man da Santiña”. Casado con Antonia Pardo Méndez tuvo tres hijos, uno de ellos Isaac Díaz Pardo, famoso pintor y ceramista.

Según las crónicas, en la escenificación de O´Mariscal Camilo Díaz se dejó influir “por Castelao y la estampa japonesa” –lo cual ratifica la correspondencia mantenida entre Díaz y Castelao-, haciendo “una decoración romántica estilizada en la que los carballos de la acotación del autor son pinos esbeltos en primer término, a través de la reja que forman se ve una montaña y el castillo donde va a fraguarse la traición del astuto Mudarra”, recreando con precisión el ambiente de lo que sucedió la noche del 7 de diciembre de 1493

Sobre la relación de Vilar Ponte y Rguez.-Losada:

Resulta conveniente una mención a los antecedentes familiares de R-Losada y Vilar Ponte para entender la coincidencia de los partícipes, ya conocida la relación de Vilar Ponte y Cabanillas. El compositor era –por parte de madre- originario de Viveiro, de donde también lo eran los antecedentes de Antón Vilar Ponte. Ambas familias se conocían y esto fue la base para que Antón y Eduardo compartiesen su melomanía y proyectos en las tertulias culturales en las que coincidían en A Coruña.

Igualmente, debe destacarse que por parte de su familia pólítica también existió gran relación: Camilo C. Cela Fernández coincidiría con Antón Vilar Ponte en Foz entre 1903 y 1906. Pondrían en marcha –junto a Noriega Varela- el periódico satírico “¡GUAU...GUAU!”.

Como arquitecto, Eduardo Rodríguez-Losada era uno de los escasos profesionales que en 1913 ejercían en A Coruña, entre una docena de nombres que iniciaban una arquitectura progresivamente despegada de los lenguajes académicos, y firmantes de las nuevas formas estilísticas que iban a surgir en la configuración urbana coruñesa.

Con la bonanza económica de los años veinte, A Coruña –Como Santander o San Sebastián- buscaba rehabilitar su centro urbano y mejorar su fachada marítima. Ello suponía responder a la sobrepoblación del “barrio de la pescadería”, con pisos reducidos –especialmente grave en una época de familias numerosas-, sin luz y sin zonas verdes.

Existen muestras notables de la obra arquitectónica de Rodríguez-losada, entre la que siempre habrá que lamentar la demolición de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de A Coruña (para la posterior construcción en su lugar de la actual sede de Caixa Galicia, en Rúa Nueva). Sin duda era una obra especial por el uso del granito en sus volúmenes y el tratamiento de las formas, que la identificaron como un ejemplo de arquitectura influida por la corriente galaica culta y rotunda.

La Enciclopedia Gallega menta la valoración de Fernández-Albalat, quien lo identifica con la línea eclecticista de su época, con preocupación compositiva en las fachadas, repertorio de torreones en esquina o pináculos en coronamientos que reflejan un cuidado en el diseño de los elementos ornamentales.
Muestras de su obra se encuentran hoy en el denominado –por entonces- “Ensanche” coruñés, que expandió el urbanismo fuera de las antiguas murallas. El Ayuntamiento dedicó las calles de este barrio a las ciudades gallegas, y por ello hoy se identifica claramente esta zona: plazas de Galicia, Lugo, Ourense, Pontevedra y Vigo, o calle Betanzos, Compostela...
Pero entre la obra menos identificada con el arquitecto figura el diseño y construcción de la Ciudad Jardín de A Coruña, ideada a principios del siglo XX. El proyecto pretendía una planificación urbanística basada en casas unifamiliares. Un modelo de urbanización importado de Europa que buscaba el alojamiento ideal para todas las clases sociales, que -sin embargo- en España acabó ligada a clases altas, en las afueras de las ciudades.

La ciudad jardín de A Coruña fue impulsada por un grupo de vecinos y personalidades que se reunieron en el Círculo de Artesanos en noviembre de 1921, donde presentaron a ayuntamiento y a la prensa el proyecto dirigido por Eduardo Rodríguez-Losada.

A finales de los años veinte, la Ciudad Jardín estaba ya formada por más de 40 chalés, dos edificios destinados "a la enseñanza y a la educación moral" y un observatorio meteorológico. La nueva zona residencial estaba conectada con el centro de la ciudad a través de un tranvía. El proyecto fue un éxito pero la Guerra Civil paralizó el desarrollo de las obras, debido a la escasez de materiales de construcción.
Años más tarde R.-Losada influiría de nuevo en el urbanismo coruñés con un modelo similar para familias de menor capacidad económica; las todavía existentes casas unifamiliares del barrio coruñés de Montealto.
A mediados de la década de los veinte, Eduardo Rguez-Losada, con el nacimiento de su 7ª hija, se trasladó a vivir con su familia a la Ciudad Jardín de A Coruña, en la casa todavía hoy identificada como “Villa Felisa”, hasta 1939.

A Coruña de principios de siglo XX era uno de los centros innovadores de Galicia, debido a la industria, la actividad portuaria y las nuevas entidades financieras. También influyó la llegada del ferrocarril y servir de sede a un nuevo organismo: la Diputación, de la que Eduardo Rguez.-Losada sería Arquitecto durante cuarenta años. Esto resulta difícil en una época de la historia española en la que la polaridad política fue especialmente destacada, pero explica que a la obra del arquitecto concentrada en la ciudad haya que unir otra, dispersa por la provincia.


    1. Arquitecto, músico, ... .
      Na súa mocidade, Rodríguez-Losada tamén gustou da arte de tourear. E alén da visión dende as bancadas, atrevíase a baixar a area.
      Na vella praza de touros da Coruña (na zona da actual rúa Médico Rodríguez), coñecíano como "Rebelloncito el chico".
      E. Rguez-Losada tiña unha cicatriz no corpo causada por unha cornada.

  1. Existe un trabajo sobre Eduardo Rodriguez-Losada realizado por Xoan M Carreira Antelo, publicado como separata de la Revista de Musicología (1986).
    Carreira incluye entre la obra del compositor diferentes canciones entre las que destacan "Seis canciones Gallegas", en las que utiliza versos de Cabanillas, Rosalía de Castro y Eduardo Pondal.
    Estas sencillas obras no fueron grabadas.
    Probablemente la canción en la que emplea versos de Pondal fue con la que ganó un premio concedido por la Diputación de Pontevedra en 1954.


Manuel Rey Durán acordeón de Pontevedra


MANUEL REY DURÁN, MANUCO
Por Rafa Quintía, neto de Manuco



(1894-1975), popularmente coñecido como Manuco, natural do lugar do Albeiro, parroquia de Marcón. Canteiro de profesión e músico de corazón.

Un dos máis virtuosos acordeonistas do seu tempo. Formouse en solfexo co ilustre mestre Refojo de Pontevedra. No ano 1918 gaña o concurso das Festas da Virxe do Camiño ó mellor acordeonista da provincia.

Coa súa bicicleta e o seu acordeón ó lombo percorreu durante anos as parroquias e vilas de Pontevedra levando a súa música polos bailes, festas e romerías.

Ós 27 anos, tras casar, vai vivir a Salcedo onde montará no ano 1929 o seu propio Baile no lugar do Cruceiro.

Co estalido da Guerra Civil e a cruel postguerra, como tristemente ocorreu con tantos bos músicos de Galiza, trúncase a súa carreira musical e Manuco deixa definitivamente de tocar para xa non volver actuar co seu acordeón nunca máis.

Sempre viviu coa pena de que o seu fillo non tivese dotes para a música e de que non puidese segui-lo seu legado, e soía dicir da súa filla, que si tiña esas cualidades musicais, “Que pena que non fose rapaz porque sería un bo acordeonista”, pero corrían outros tempos e era impensable que unha muller andase a toca-lo acordeón polos bailes. Finalmente falece no ano 1973 sen deixar un herdeiro directo da su técnica ou repertorio, e con el vaise tamén un xeito de vivi-la música e os bailes no noso país.


http://foldeveleno.wordpress.com/2007/11/15/

O FIRME DE BATRIBÁN



O Firme de Batribán
Lembraza do Firme de Batribán gaiteiro

ÁNGEL PRIETO SOUTO 
Sábado 19 de mayo de 2007


Tomando como referencia las palabras del ilustre escritor africano Ahmadou Ampâté Ba «cuando un anciano fallece, una biblioteca desaparece», analizamos la trascendencia de Firme de Batribán en la cultura tradicional de la Comarca Eo-Navia y buena parte de Galicia.

Fermín Díaz Prieto fallecía en su casa de Batribán, en el concejo de Villanueva de Oscos, próximo a cumplir 86 años, dejando tras de sí una larga cola de personas, autoridades, instituciones, asociaciones, etcétera, agradecidas por su labor en la conservación y transmisión de la cultura tradicional de esta tierra de frontera; sus amplios conocimientos, producto del análisis llevado a cabo durante toda su vida, han sido transmitidos a cantidad de investigadores de la música tradicional y de la cultura de la comarca en general, por lo que su biblioteca no se ha cerrado del todo; todos hemos sido bienvenidos a su casa, porque Firme fue un hombre desinteresado y siempre dispuesto a ayudar y transmitir el legado cultural que adquirió de sus antepasados.

Gracias a su forma de ser tan especial ha contribuido de forma notable a la recuperación de la «malla con malle» en la comarca, a la preservación de la gaita tradicional, también a la transmisión de romances, cantares y coplas que han servido a investigadores y estudiosos para analizar los aspectos antropológicos de la comarca; su extensa antología es piedra angular para analizar los rasgos culturales de la comarca.

El pasado 29 de octubre participó en el homenaje al poeta cacabelense Antonio Fernández Morales; allí, en el cementerio de Cacabelos, junto a su amigo Nela, ambos con gaita, rindieron homenaje al poeta y posteriormente tocaron en el teatro Villafranquino de Villafranca del Bierzo; ese día puedo asegurar que Firme disfrutó a lo grande entre amigos, de las fotos tomadas se desprende una sonrisa de satisfacción, de orgullo de su habilidad, de serenidad y de modestia; fue su última actuación en público.

Firme de Batribán se fue de entre nosotros en silencio, sin protagonismos, humilde y agradecido a quienes le acompañaron en sus últimos momentos. El pasado día 7, vecinos, amigos, asociaciones e instituciones hemos acompañado a la familia en la despedida del buen «Firme de Batribán», un gaitero sacaba fuerzas para tocar la más sentida y emotiva marcha fúnebre, en homenaje al que también homenajeó a otros.

En las montañas entre los Oscos y Taramundi ya no suena la gaita, ya no se oye la voz del anciano cantarín, pero en nuestro recuerdo pasarán muchos años antes de que dejemos de recordar a «Firme de Batribán». La «Muiñeira de Batribán» se ha quedado huérfana, pero sigue sonando en toda Asturias y Galicia gracias a la divulgación de Firme ya desde los años setenta. Estoy seguro de que su aportación al estudio de la cultura tradicional de la comarca no pasará inadvertida a los antropólogos e investigadores.

Ángel Prieto Souto es presidente de la Asociación Cultural San Tirso del Eo, en San Tirso de Abres

http://www.lne.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1642_52_522407__opinion-biblioteca-Batriban