Los Brocos, una saga gallega
La exposición muestra la obra de varias generaciones de artistas unidas por un apellido
13/10/2003 M. C. SantosIsidoro Brocos es uno de los más relevantes artistas del Renacimiento gallego. Escultor, grabador y dibujante de gran talento, se caracterizó por su interés en llevar al arte la representación de los temas populares de su tierra. También fue profesor durante muchos años en la Escuela de Artes y Oficios de La Coruña, donde tuvo como alumno a Pablo Picasso, en aquellos días estudiante inquieto indisciplinado, pero en el que afloraban ya los primeros destellos de genialidad. La Fundación Caixa Galicia, presenta en su sala de exposiciones de la calle de Ordoño II, número 22, una muestra de dibujos de Isidoro Brocos y familia, en la que esta saga familiar, unida por el arte durante más de dos siglos, muestra algunas de sus obras más relevantes. La familia Brocos era oriunda de las tierras medias del Ulla, y durante muchas generaciones estuvo vinculada a los poderosos condes de Altamira, a quienes sirvieron como labradores y criados. El padre de Isidoro trabajó para estos nobles como pintor de coches y carruajes, en la Villa y Corte de Madrid, durante la primera mitad del siglo XIX y, posteriormente, como portero en el palacio que los condes poseían en el centro de Santiago de Compostela. Allí vivió con su familia, formada por su segunda esposa Juana Gómez , sus hijos Isidoro, Filomena y Modesto y su hermano Juan que era escultor de cierto prestigio.
Uno de los dibujos de Isidoro Brocos
Una familia de artistas
Los tres hijos de Eugenio Brocos heredaron las habilidades artísticas de la familia, aunque Filomena acabara dedicandose por entero al magisterio. Isidoro y Modesto completaron la formación artística que habían iniciado en el seno familiar, en la Escuela de Dibujo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, donde destacaron por sus cualidades innatas.
Uno de los dibujos de Isidoro Brocos
Uno de los dibujos de Isidoro Brocos
El primero en salir de su tierra en busca de horizontes más amplios fue Isidoro, quien continuó su formación en la madrileña Escuela de San Fernando y después en Roma y en París. En 1876 regresa a Santiago para montar un taller de escultura e impartir clases en la escuela donde había estudiado y también en la de Bellas Artes de La Coruña. En ese tiempo no le faltaron encargos, a pesar de nunca dejó de realizar grabados para varias publicaciones, como Las Ilustración Gallega y Asturiana. A finales del siglo XIX y principios del XX «desarrolló lo mejor de su trabajo -según comentan José Sousa y Fernando Pereira- que reúne obras de una academicismo con tintes de romanticismo y otros más regionalistas, con una dosis de realismo que también inyectará en la imaginería religiosa, a la que, curiosamente, llega a secularizar. Su reconocimiento se vio obstaculizado por su proverbial pereza, acrecentada con la rutina de las aulas. La pérdida de ambición acabó frustrando en parte su genuino talento artístico que intentó inculcar, sin demasiado éxito, en sus hijos».
Uno de los dibujos de Isidoro Brocos
Florentino y Victoria no pasaron del aprendizaje de los fundamentos artísticos, mientras que Eugenio y Donino se decidió por la carrera de Económicas y únicamente el pequeño, Donino, continuó la tradición familiar del grabado. Por su parte Modesto, hermano de Isidoro, se embarcó con diecisiete años para Buenos Aires, donde trabajó como grabador. Posteriormente pintó y estudió en Río de Janeiro, Paris y Madrid, para al final volver a Brasil y asentarse allí definitivamente. Una de sus obras más importantes es el tríptico sobre As Tradicións de Apóstolo Santiago na Galicia, que hoy figura en la sacristía de la catedral compostelana.
http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=102701Partituras
Muiñeira para piano 1910
Cantos Gallegos recollidos por Brocos no ano 1912
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